DEAD PIGS o el fantabuloso debut de Caty Yan






Le propuse a una amiga, en estos tiempo de cuarentena , hacer un directo distendido donde se hablara de el cine la identidad de género. La inquietud nació cuando, despues de ver la hermosísima película Mujercitas  de  Greta Gerwig pensé en lo bien que se ejecuta la independencia, la fuerza del empoderamiento del rol de la mujer, sin necesidad de usar el gastado y poco creativo recurso de denigrar al género masculino, si no que se incorpora a la unión de propósitos que interactúan con el conflicto y se resuelve de manera que no queda ningún personaje sin evolucionar. 

Para encontrar un paralelo, me dedique a ver Harley Quinn: Birds of Prey, la cual prometía desde su título, tratar la emancipación como eje principal. Y no me pude sentir más decepcionante en ese sentido. Lo que me llevó a pensar que no siempre es culpa del equipo técnico, en este caso de la directora Cathy Yan.

Así que revisé su obra y sólo cuenta con un éxito previo, Dead Pigs. Y fue una muy agradable sorpresa, y mi deseo es poder ver de nuevo la mano de la directora en otra obra que le permita desplegarse como se merece, y así poder disfrutar de su pulso para unir historias coherentes, graciosas y sobre todo muy humanas.

Primero que todo, debo aclarar que no encontré subtítulos para la película y se me hiso muy dificil de encontrarla disponible en cualquier formato. De modo que una vez la conseguí tuve que verla sin entender una línea de diálogo, ay que está hablada en Chino Mandarín. Sólo Sean Landry quien interpreta al arquitecto David Rysdahl habla en inglés, siendo el poco, pero sustancioso diálogo que entendí. 

Como ya podrán comprender, solo me base en las imágenes y las actuaciones y la sobresa en que se entendió todo lo esencial y un poco más. Graciosa, si, pero con un gran compromiso con lo real, conflictos profundos y dolorosos que son capaces de afectar a muchas personas a su alrededor. 

Si tuviera que definir, psicológicamente, sobre que trata la historia, diría que es del proceso de "Dejar ir", soltar, y no solo eso, sino el efecto colateral que ocasiona cuando una person o grupos de personas no se permiten liberar una idea, emoción u obligación autoimpuesta sin importar que sostener esas riendas signifique tener heridas en las manos, o pero aún, implique ignorar las lágrimas de las personas que te rodean. 

Para este caso, se nos presenta a Candi Wang  interpretada por Vivan Wu  es la única habitante de un lote de terrenos ya demolido, donde una constructora planea hacer un complejo habitacional, una realidad que los habitantes de china viven regularmente por el constante crecimiento de la región. 



Este apego a la propiedad viene por tratarse esta de una casa familiar, donde ella creció y vio crecer a los suyos, además ser el hogar de sus palomas, las que "siempre vuelven a casa". Sin querer revelar respecto esenciales del filme, esta obstinación impide que se creen nuevos hogares para cientos de personas que lo necesitan, empleos que la región requiere y la libertad económica que lla y su hermano desesperadamente necesitan, o por lo menos estos argumentos son los que el arquitecto les plantea en un acercamiento que revela el carácter del personaje, el que debe manejar sus propios conflictos. 

El punto se encuentra, en que es una obra para reflexiona sobre aquellas cosas que mantenernos como elefantes blancos, templos de la adoración al recuerdo que nos pueden herir y a los y las que tengamos a nuestro alrededor. 

Y que la liberación no es solo un asunto individual. 




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